Georgina Stegmayer, Victoria Peterson y Eugenia Escalas desarrollan en la FICH diferentes actividades vinculadas con la informática. Tres generaciones diferentes y la misma opinión: el desarrollo de las TIC necesita de mujeres, no solo en cantidad, sino al momento de pensar, diseñar y aplicar estas tecnologías.
El cuarto jueves de abril de cada año se celebra en el mundo el Día Internacional de las Niñas en las TIC. Fue establecido por la Unión Internacional de Telecomunicaciones de Naciones Unidas, con el objetivo de alentar las vocaciones en niñas y jóvenes para que participen en carreras y profesiones tecnológicas, así como rebajar la brecha digital de género.
En este marco, la FICH –en tanto facultad sede de carreras de pregrado, grado y posgrado relacionadas con la informática– reflexiona sobre este tema a través dela mirada de tres mujeres que desarrollan sus actividades académicas y científicas en la FICH.
“Trabajo en Inteligencia Artificial, un campo científico de la informática que se centra en la creación de programas y modelos que pueden mostrar comportamientos considerados inteligentes; trata de hacer que las máquinas resuelvan problemas como los seres humanos, incluso mejor y más rápido”, contó Georgina Stegmayer, de 43 años, Ingeniera en Sistemas de Información (UTN-FRSF) y Doctora en Ingeniería (Politécnico di Torino, IT); Investigadora Independiente de CONICET y docente e investigadora del Instituto de Investigación en Señales, sistemas e Inteligencia Computacional (sinc(i)), con sede en la FICH.
Por su parte, Victoria Peterson detalló: “Mi gran área de investigación comprende el desarrollo de algoritmos de aprendizaje automático para la decodificación de la actividad cerebral. Las aplicaciones de estos desarrollos están principalmente orientadas a la construcción de interfaces persona-máquina con fines de rehabilitación o tratamientos de neuromodulación. En otras palabras, la actividad cerebral de las personas es convertida en comandos de control de algún dispositivo externo y la forma en que realizamos esta transformación de la actividad cerebral es justamente mediante inteligencia artificial”. Victoria tiene 31 años, es Bioingeniera (UNER), Doctora en Ingeniería, mención Señales, Sistemas e Inteligencia Computacional (UNL) y Becaria Postdoctoral en Department of Neurosurgery, Massachusetts General Hospital, Harvard Medical School, Boston, Estados Unidos.
Eugenia Escalas, de 24 años, es estudiante de Ingeniería en Informática y desarrolladora en la empresa Impronta SA. Durante 2020, fue cientibecaria de Peterson y Enzo Ferrante, también investigador del sinc(i), y trabajó en el impacto del desbalance de género en la detección automática de patologías en imágenes médicas mediante redes neuronales profundas. “Me interesé en la informática mientras cursaba el secundario, luego de una charla que mantuve con una estudiante de Ingeniería en Sistemas mientras arreglaba mi computadora. Quedé fascinada con la idea de entender cómo funciona la tecnología. Esto me sigue motivando, pero con la aspiración de hacerla entendible para otras personas”, enfatizó Eugenia.
Cambiar la perspectiva
Ante la consigna que plantea esta conmemoración, cabe preguntarse: ¿Por qué es importante fomentar la incorporación niñas y mujeres en el estudio de las TIC? ¿Cuáles serían sus aportes distintivos en este campo?
“Somos muy pocas y deberíamos ser muchas más estudiando y trabajando en informática. Además de llevar a las niñas a danza o a gimnasia, como se hace habitualmente, ellas también deberían ir a talleres de programación y robótica para luego poder elegir lo que verdaderamente les gusta. Las mujeres desarrollamos muchísimas aptitudes para este campo. Tenemos pensamiento abstracto, ingenio, capacidad para resolver problemas y hacer muchas cosas a la vez”, expresó Stegmayer.
Por su parte, Peterson remarcó que la clave es fomentar un ambiente diverso e inclusivo en el diseño y desarrollo de las TIC. “Estamos transitado la cuarta revolución industrial. Las tecnologías 4.0 son parte de nuestra vida cotidiana y las mujeres debemos ser parte de este proceso, incorporando la mirada sexo-género en el desarrollo de las tecnologías, ocupando los espacios de discusión y debate”, puntualizó.
Refiriéndose específicamente a la Inteligencia Artificial, la investigadora comentó que de acuerdo a dicha perspectiva, los algoritmos pueden replicar y hasta potenciar ciertos sesgos o prejuicios sociales, arrojando resultados perjudiciales para las minorías (población menos representada).
“Una forma de evitar este problema es precisamente si más mujeres y otras minorías ocupan espacios claves dentro del desarrollo de TIC. La posibilidad de tener miradas diversas en los equipos de trabajo mitigará cualquier ‘daño’ por sesgo sexo-género que pueden acarrear estas tecnologías. Asimismo, mujeres participando activamente en desarrollos TIC podrían proveer soluciones a la sociedad que probablemente los hombres no detectarían”, agregó Peterson.
En tanto, Eugenia señaló que –si bien se lograron avances en las últimas décadas– históricamente las mujeres que perfilaron su carrera en torno a las TIC han tenido que sortear más dificultades que los varones para llevarla adelante. “En el caso de las minorías en general, los estereotipos construidos y predominantes de mujer y hombre terminan obstaculizando caminos, por ejemplo en Ingeniería en Informática. Por eso no se trata solamente de la cantidad de mujeres y disidencias en este campo, sino de que las tecnologías se producen desde una perspectiva masculina y hegemónica. Si bien existen muchos beneficios por tener más mujeres estudiando, como mayor diversidad a la hora de opinar y resolver problemas en grupo, creo que el aporte más importante es que las tecnologías también estén pensadas por y para todes”.